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Tratamiento Psicológico del Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT)

TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO

¿Qué es el trastorno de estrés postraumático?

El trastorno por estrés postraumático (también conocido como TEPT) alude a una serie de alteraciones que ocurren como consecuencia de la exposición a un estresor importante, es decir, haber vivido o presenciado un acontecimiento impactante, terrorífico o peligroso.

Casi todo el mundo tendrá una serie de reacciones después de una experiencia traumática. Sin embargo, la mayoría de las personas se recuperará de los síntomas de forma natural. Es posible que a las personas que continúen teniendo problemas se les diagnostique con trastorno por estrés postraumático. Las personas con este trastorno pueden sentirse estresadas o asustadas, incluso cuando ya no están en peligro.

Se caracteriza por la exposición a muerte real o peligro de muerte, lesiones graves o violencia sexual de una de las siguientes maneras:

  • Experimentación directa del evento traumático.
  • Ser testigo, en persona, del acontecimiento mientras le ocurre a otros.
  • Tener conocimiento de un acontecimiento que le ha ocurrido a alguien cercano o a un amigo. En los casos de muerte real o amenaza de muerte de un miembro de la familia o amigo, el evento debe haber sido violento o accidental.
  • Experimentar repetidamente o exposición extrema a detalles aversivos del acontecimiento (por ejemplo, personal de emergencia que recoge restos humanos, agentes de policía expuestos repetidamente a detalles sobre abuso sexual a menores).

Presencia de uno o más síntomas intrusivos:

  • Volver a vivir mentalmente el acontecimiento traumático (“flashbacks”) una y otra vez, incluso con síntomas físicos como palpitaciones o sudoración.
  • Pesadillas y pensamientos aterradores.
  • Malestar psicológico intenso al exponerse a estímulos internos o externos que recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático.

Presencia de 1 o ambos de los siguientes síntomas de evitación:

  • Mantenerse alejado de los lugares, los acontecimientos o los objetos que traen recuerdos de la experiencia traumática
  • Evitar los pensamientos, sentimientos o conversaciones relacionados con el acontecimiento traumático

Presencia de 2 o más síntomas de hipervigilancia y reactividad:

  • Sobresaltarse fácilmente
  • Sentirse tenso o “con los nervios de punta”
  • Tener dificultad para dormir o concentrarse o arrebatos de ira

Presencia de 2 o más síntomas cognitivos y del estado de ánimo:

  • Problemas para recordar detalles importantes de la experiencia traumática
  • Pensamientos negativos sobre uno mismo, los demás o el mundo
  • Sentimientos distorsionados de culpa o remordimiento
  • Pérdida de interés en las actividades placenteras

Los síntomas suelen comenzar en los tres primeros meses después del suceso traumático, pero a veces empiezan más tarde. Para considerarlo como trastorno por estrés postraumático, los síntomas deben durar más de un mes y ser lo suficientemente graves como para interferir con las relaciones o el trabajo. El curso del trastorno varía de una persona a otra. Algunas personas se recuperan en seis meses, mientras que otras tienen síntomas que duran mucho más tiempo. En algunas personas, el problema se vuelve crónico (persistente). Si los síntomas duran menos de 1 mes, pero más de 3 días se diagnostica trastorno por estrés agudo.

Los afectados pueden haber experimentado un único evento traumático (TEPT simple) o múltiples eventos traumáticos (síndrome por estrés postraumático complejo), el cual se caracteriza por ausencia de regulación afectiva, alteraciones de la conciencia, de la percepción de sí mismo, del abusante, de las relaciones interpersonales y de los valores. Cuando el trauma se sufre en la infancia, y además proviene de una figura de apego, se denomina Trastorno por trauma en el desarrollo y puede alterar el normal desarrollo de las estructuras cerebrales, del sistema hormonal y de otros sistemas implicados en la respuesta al estrés, siendo la intervención clínica más compleja.

El trastorno por estrés postraumático puede manifestarse a cualquier edad. Esto incluye a los veteranos de guerra, los supervivientes de agresiones físicas y sexuales, maltratos, accidentes de tráfico, catástrofes, atentados terroristas, u otros acontecimientos graves. Las mujeres tienen mayor probabilidad de desarrollar TEPT.

Los niños y los adolescentes pueden tener reacciones extremas a una experiencia traumática, pero es posible que sus síntomas no sean iguales a los de los adultos. En los niños muy pequeños (menores de 6 años), estos síntomas pueden incluir:

  • Orinarse en la cama después de haber aprendido a ir al baño
  • Olvidarse de cómo hablar o no poder hacerlo
  • Representar la experiencia traumática en el juego
  • Aferrarse de manera inusual a sus padres o a otro adulto

Los niños más grandes y los adolescentes suelen mostrar síntomas más parecidos a los observados en los adultos. También pueden presentar conductas disruptivas, irrespetuosas o destructivas. Los niños más grandes y los adolescentes pueden sentirse culpables por no haber evitado lesiones o muertes. También pueden tener pensamientos de venganza.

Factores de riesgo y factores protectores

Los factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de padecer TEPT:

  • La edad en el momento del acontecimiento traumático
  • Falta de educación
  • Baja inteligencia
  • Haber pasado por circunstancias peligrosas o traumáticas, trauma intenso o duradero
  • Ver a personas heridas o muertas
  • Haber tenido una experiencia traumática en la niñez (maltrato, abuso)
  • Tener sentimientos de terror, impotencia o miedo extremo
  • Tener poco o ningún apoyo social después del acontecimiento traumático
  • Lidiar con un exceso de estrés después del hecho traumático, como la pérdida de un ser querido, lesiones y dolor, o la pérdida del trabajo o la vivienda
  • Tener antecedentes de alguna enfermedad mental o consumo de drogas

Los factores protectores que pueden reducir el riesgo de trastorno por estrés postraumático incluyen:

  • Buscar apoyo de otras personas, como amigos y familiares
  • Encontrar un grupo de apoyo después de la experiencia traumática
  • Aprender a sentirse bien por las decisiones que tomó al enfrentar el peligro
  • Tener una estrategia para afrontar o de alguna manera superar el hecho traumático y aprender de éste
  • Ser capaz de actuar y responder de manera eficaz a pesar de sentir miedo

¿Cuál es su tratamiento?

Psicoeducación. Corregir cualquier malentendido sobre el TEPT y sus consecuencias, subrayar los efectos de la evitación y de las estrategias conductuales desadaptativas de búsqueda de seguridad.

Técnicas de manejo del estrés, como la respiración y la relajación, son importantes. Los ejercicios que reducen y controlan la ansiedad pueden aliviar los síntomas y también preparar a las personas afectadas para un tratamiento que implique una exposición a recuerdos del evento traumático que induzca al estrés.

Terapia de exposición. Es la que posee mayor apoyo empírico. Exposición repetida y prolongada a todo aquello relacionado con el acontecimiento traumático. Por un lado, en vivo a los desencadenantes actuales de la respuesta de malestar, ahora seguros (lugar, personas, sonidos, etc.) y, por otro lado, en imaginación al recuerdo de la experiencia traumática. Se rompe la asociación entre el estimulo y la respuesta emocional. Con frecuencia existe una elevada ansiedad asociada a los recuerdos traumáticos, por tanto, es importante que la persona afectada se sienta apoyada y que la exposición se produzca al ritmo adecuado. La persona aprende que:

  • Los estímulos que le recuerdan el trauma no causan daño
  • Recordar el trauma no implica revivir la amenaza
  • La experiencia de ansiedad no concluye en la pérdida de control.

Reestructuración cognitiva de las creencias de que el mundo es peligroso y las personas carecen de control sobre lo que les ocurre. Ayuda a darle sentido a los malos recuerdos y a modificar las creencias erróneas y pensamientos negativos. Identificar dichas creencias o pensamientos negativos, se le pide que los catalogue como inexactos o inútiles y que los sustituyan por ideas más lógicas o adaptativas.

Es importante tener presente que, si cumple algunos de los síntomas y criterios comentados y estos son de gravedad e interfieren de forma significativa con su día a día, acuda a un psicólogo cognitivo conductual, para que lleve a cabo una evaluación más profunda, un buen psicodiagnóstico y una intervención temprana y eficaz.

El tratamiento psicológico basado en el Modelo Cognitivo Conductual y basado en las técnicas exposicionales es el que aporta resultados más eficaces. La Psicología Clínica Aplicada (Maldonado, A.L., 2001) dispone de un protocolo de intervención para TEPT con eficacia y eficiencia mejoradas.

Pinilla, C. y Maldonado, A.L. (2023)

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