¿Qué es la ansiedad?
¿Cuántas veces has dicho o has escuchado la expresión: «Tengo ansiedad»?
Pero, ¿qué es realmente la ansiedad? La ansiedad o la respuesta de ansiedad no es más que una respuesta psicofisiológica o cambio emocional que tiene una función crucial para la supervivencia de los animales humanos y no humanos. Es decir, sin la ansiedad, la especie humana no estaría hoy aquí. La ansiedad es una emoción similar a la alegría, la rabia o la tristeza. Esta respuesta emocional, por otro lado, es común a toda la especie humana y no humana. Es decir, todos tenemos ansiedad. También es importante saber que la ansiedad no es peligrosa. En determinadas situaciones o bajo ciertas circunstancias puede ser molesta o desagradable pero no peligrosa ¿Por qué no es peligrosa la ansiedad? Precisamente porque la función de la ansiedad es prepararnos para afrontar un peligro de una forma óptima. Si la Naturaleza nos ha dotado de la ansiedad para facilitarnos la forma de afrontar peligros ¿Cómo va a ser peligrosa una emoción cuya función es ayudarnos a afrontar un peligro? No tendría ninguna lógica.
Veamos cómo funciona la respuesta de ansiedad. Imaginemos que caminamos por el bosque tranquilamente y de pronto vemos una manada de lobos dirigiéndose hacia nosotros. Ante esa situación de peligro, nuestro cuerpo deberá pasar de forma brusca e inmediata de una situación de «reposo» a una situación en la que podamos afrontar dicho peligro mediante la respuesta de «lucha» o «huida». Es decir, nuestro estado de reposo y tranquilidad debe cambiar inmediatamente a un estado en el que sea más fácil afrontar dicho peligro mediante la lucha o la huida. Ese cambio lo va a llevar a cabo (o es, en realidad) la ansiedad. Inmediatamente se producirán una serie de cambios en nuestro organismo de los que los más importantes son:
- Incremento de la frecuencia cardiaca.
- Incremento de la frecuencia respiratoria.
- Incremento de la tensión arterial.
- La sangre abandona los órganos internos y se dirige a las extremidades (brazos y piernas).
- Se produce dilatación pupilar (para mejorar la visión periférica).
- Vasoconstricción periférica (es decir, los vasos sanguíneos situados más cerca de la piel se contraen para reducir el riesgo de desangrarnos en caso de resultar heridos).
Estos serían los principales cambios fisiológicos y esa es la respuesta de ansiedad. Ahora bien, ¿qué vamos a sentir cuando se producen esos cambios? Las principales sensaciones que vamos experimentar ante la aparición de la respuesta de ansiedad son:
- Calor, sudor o temblor.
- Aceleración del ritmo cardiaco.
- Inestabilidad, mareo o sensación de desmayo.
- Náuseas e incluso vómitos.
- Ahogo.
- Visión borrosa.
- Sensación de nerviosismo, etc.
Cuando la ansiedad se produce ante situaciones de peligro inminente decimos que es «adaptativa» y ni le prestamos atención, ni nos preocupamos por esas sensaciones (lo consideramos una reacción normal y estamos más centrados en cómo sobrevivir al peligro). Pero hay veces en que dicha ansiedad se produce en situaciones en las que no es necesaria o ante estímulos que no son peligrosos y entonces decimos que es una ansiedad desadaptativa y, dependiendo de la forma de manifestarse y de las situaciones que «disparan» la ansiedad, podremos tener alguno de los conocidos como los trastornos de ansiedad:
- Fobia Social: Cuando se produce ansiedad ante situaciones sociales y tendemos a evitar dichas situaciones.
- Ansiedad Generalizada (TAG): Tendencia a pasar demasiado tiempo preocupándonos por situaciones de la vida cotidiana (trabajo, salud, dinero, familia, futuro, etc.). Esas preocupaciones son pensamientos asociados a ansiedad y, por tanto, a más tiempo pensando sobre ello más altos seran nuestros niveles generales de ansiedad.
- Fobia Específica o Fobia Simple: Desarrollamos un miedo irracional (es decir no justificado) a una situación, lugar o estímulo. La exposición puntual al estímulo fóbico produce ansiedad y, por tanto, evitamos enfrentarnos a dicho estímulo. Ejemplos de fobias específicas son: ascensores, conducir, volar en avión, animales (ratones, cucarachas), inyecciones, heridas o sangre, alturas, etc.
- Trastorno de Pánico o Angustia: La persona experimenta ataques de ansiedad. Desarrolla miedo a los propios ataques de ansiedad, a la ansiedad en sí o a las sensaciones que acompañan a la ansiedad o a las consecuencias que cree (equivocadamente) que pueden tener los ataques de ansiedad (ictus, infarto, etc.). A la persona le preocupa la posibilidad de tener nuevos ataques de ansiedad y suele cambiar sus hábitos de vida para intentar evitar nuevos ataques de ansiedad o para sentirse segura (ejemplos: ir acompañada, no alejarse de lugares seguros, llevar siempre un tranquilizante, etc.).
- Agorafobia: Es la evitación de situaciones o lugares por miedo a tener un ataque de pánico y que resulte difícil o embarazoso escapar de la situación. Las situaciones típicamente agorafobicas suelen ser: cines, supermercados, trenes, aviones, lugares concurridos, atascos, etc. Sin embargo, en casos graves puede que casi todos las situaciones o lugares se eviten y la persona sea prácticamente incapaz de salir de casa o solo pueda hacerlo acompañada.
INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS DE LOS TRASTORNOS DE ANSIEDAD
Los Psicólogos Especialistas en Psicología Clínica (en el ámbito público) o los Psicólogos Generales Sanitarios (en el ámbito privado) disponen de técnicas y procedimientos eficaces para abordar los trastornos de ansiedad.
Además de la «acreditación» o «titulación» del psicólogo/a, también es importante tener en cuenta el Modelo Explicativo del Comportamiento humano desde el que desarrolle sus intervenciones. Así, los tratamientos Cognitivo Conductuales de los trastornos de ansiedad han demostrado una adecuada eficacia en estudios clínicos controlados.
Así mismo, además del Modelo desde el que intervenga el psicólogo/a, es importante, a la hora de elegir un buen psicólogo la experiencia clínica y la eficacia en tratamientos anteriores.
Antonio Luis Maldonado Cervera
Ldo. en Psicología
Alborán Psicólogos (Granada)